Criptomonedas: una divisa anarco punk que fue cooptada por el sistema
Se trata de monedas virtuales que nacieron sin intermediarios, pero que lentamente fueron haciendo concesiones para integrarse al sistema financiero aunque, fiel a su naturaleza, proponen un modelo de negocios novedoso al hacer uso de tecnologías disruptivas.
Las criptomonedas o divisas criptográficas surgieron en 2009 con el Bitcoin, su vedette, como una alternativa para generar transacciones de valor sin intermediarios. Con una impronta de rebeldía punk, se proponen como una moneda digital, independiente de cualquier estado y entidad financiera, para generar intercambios comerciales persona a persona, de manera anónima y eliminando la intervención de terceros. El protocolo Bitcoin y su software son públicos y cualquier programador en el mundo puede acceder o crear su propia versión modificada del software.
Es intangible, de código abierto y descentralizado, su precio es volátil, su emisión es limitada -existen 21 millones de Bitcoins- y es fraccionable a ocho decimales: el Satoshi, es la unidad más pequeña. Un Bitcoin equivale a US$ 1.118,86 según la cotización al 22 de febrero. Se estima que existen en circulación 16.177.313 de unidades lo que representa cerca de US$ 18.000 millones a nivel global. Se calcula que hay en el mundo más de 500 criptodivisas.
“Las divisas criptográficas encierran una polémica en cuanto a su definición: algunos las consideran divisas, otros commodities o productos digitales, dependiendo de la legislación de cada país”, explicó Joan Cwaik, responsable del Centro de Divulgación Tecnológica de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) a Convergencia.
Para el usuario, el Bitcoin es una aplicación, una billetera virtual que le permite realizar y recibir pagos cross border (transfronterizos), comprar, ahorrar y abre la posibilidad de realizar micropagos. No es excluyente tener una cuenta bancaria para su utilización y las transacciones pueden realizarse desde la computadora, el smartphone, por tecnología NFC o a través de un código QR. La aparición de Bitcoin permitió la gesta de modelos de negocios facilitadores de Bitcoins.
Los Bitcoins pueden comprarse a través de exchanges (cambistas) como bitINKA, plataformas de compra y venta como BTCDirect o Anycoin Direct o a través de billeteras virtuales como Ripio en Latinoamérica, con tarjeta de crédito, por transferencia bancaria o con recarga de la billetera móvil a través de redes como Telecargas.
Los pagos con Bitcoins son procesados con tasas muy bajas o nulas en comparación con las transferencias bancarias u operaciones con tarjeta de crédito. Por ejemplo, la comisión de Ripio para comprar Bitcoins es del 0,5% del total. Los usuarios deben cargar previamente saldo en pesos y la comisión para esa operación tiene un cargo del 3% en efectivo por PagoFácil, 2,5% en Rapipago y 1,5% en por transferencia bancaria. La comisión por vender bitcoins a una cuenta bancaria en pesos es del 2% del total.
Las transacciones son seguras, irreversibles y no contienen datos personales de los clientes. En este sentido, se presenta como un método de pago a resguardo de los riesgos de fraude o phishing y libre de la exigencia de cumplir con el Estándar de Seguridad de Datos para la Industria de Tarjeta de Pago (PCI), pero genera una alerta en cuanto a la posibilidad de mover dinero no identificado.
Comparada con las divisas tradicionales, el Bitcoin es una moneda cuyo valor no puede depreciarse ni sufrir inflación por exceso de emisión porque es limitado. Se estima que se acabarán entre 2040 y 2047. “La principal variable para establecer su valor es la oferta y la demanda, pero además intervienen otros factores que son los que la convierten en una divisa tan inestable y experimental. La política, los factores económicos globales, como el Brexit, la regulación de cada país y los diferentes usos sociales que se disparan a raíz de anuncios de devaluación de otras monedas”, dijo Cwaik.
Todavía no existe consenso en cuanto a cómo regular las operaciones con criptomonedas. Si bien el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Financial Stability Board (FSB) y el Comité de Basilea se pronunciaron sobre la necesidad de regular su operación aún no hay nada concreto sobre el tema. “Por qué lo van a regular, no es una operación bancaria, los bancos se desentendieron del tema. Ese camino lo están siguiendo algunos países que no quieren al Bitcoin por temas de lavado o la posibilidad de que esos fondos sean mal usados. La tendencia está más orientada a la idea de que si alguien tiene un capital tiene que pagar cargas fiscales por ese activo. La tenencia va a seguir siendo anónima entonces el problema que surge es a quién se le cobran esos impuestos”, explicó Jorge Codari, asesor de Consultores Bancarios.
Para Cwaik es normal que todavía no exista regulación sobre el tema. “La tecnología avanza a ritmo exponencial, muy por detrás de los cambios económicos, políticos y sociales. Lo que no se puede negar es que estas divisas están teniendo una gran preponderancia en los últimos años, su adopción es cada vez mayor y es dinero que está fuera del control del Estado, pero hay que comprender que es una nueva lógica de la evolución del dinero, estamos yendo hacia una desmaterialización”.
Por su parte, Sebastián Serrano, CEO de Ripio, agregó que “por el momento no rige una prohibición en casi ningún lugar del mundo”. Sin embargo, en Bolivia existe una reglamentación emitida por el Banco Central que prohíbe expresamente su uso como moneda. También hay restricciones en Ecuador y en Rusia, y en países como Estados Unidos están reguladas. En Argentina y en Brasil no hay medidas específicas. “Mientras tanto nos autoregulamos con criterios similares a los que tendría una entidad financiera, aunque no lo seamos, de modo de estar preparados para la regulación en el futuro”, señaló Serrano.
Blockchain, el gran libro de contabilidad
Codari descartó la potencialidad del Bitcoin de convertirse en una divisa de uso masivo y enfatizó que para los bancos las criptodivisas no son más que una curiosidad y no representan un desafío de la magnitud del Fintech, Big Data o el crecimiento del móvil. De hecho, algunos bancos como el Citi tienen proyectos para el desarrollo de una moneda virtual que les permita mover divisas de diferentes países entre sucursales. No obstante, destacó la importancia del Blockchain, la tecnología que está detrás del Bitcoin, una base de datos descentralizada y pública que permite registrar, verificar y contabilizar operaciones de forma segura sin necesidad de ser validado por una autoridad central.
Este gran libro de contabilidad que registra bloques de información fiable y protegido por encriptación avanzada, es de gran interés porque pueden dársele múltiples funcionalidades. Para IBM, por ejemplo, es una tendencia que se pondrá en evidencia este año: según detalla en su encuesta global, “la aplicación de Blockchain en las cadenas mundiales de suministro puede generar un ahorro más de US$ 100.000 millones anuales”.
Para Codari, la herramienta podría usarse para reducir el costo de operaciones de back offices, cartas de crédito en operaciones de comercio exterior, ofrecer constancias digitales blindadas contra cualquier tipo de fraude, utilizarse en contratos autoejecutables, conciliación de cuentas o para el mantenimiento de bases de datos contables. “El Bitcoin abrió la puerta al Blockchain y todos los bancos están trabajando para transformar sus procesos. Se estima que en algunos años podría estar operativo para ayudar a eliminar procesos.”
En muchos países, el Bitcoin tuvo su auge como una alternativa para resolver inconvenientes de la población para acceder a divisas como en Argentina con el cepo cambiario o en la India cuando el gobierno sacó de circulación los billetes de 500 y 1.000 rupias.
Argentina es uno de los principales países de América latina en cuanto a la adopción de la moneda, dijo Cwaik, extendido entre 2013 y 2014 como un mecanismo para acceder a divisas extranjeras y atesorar valor frente al peso argentino. En el país no existe todavía una regulación aunque el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha emitido algunos comunicados explicando la naturaleza del Bitcoin.
Para terminar, Serrano enfatizó que Bitcoin es la primera manifestación de algo que está sucediendo a nivel macro, donde “todo se está convirtiendo en software. Cada transacción de Bitcoin es en realidad un pequeño programa, al ser la primera forma de dinero programable le da comportamiento a cada transacción y al tener comportamiento se pueden empezar a construir muchas cosas más avanzadas”.