La industria de videojuegos busca consolidarse en la producción de contenidos propios

El sector atraviesa un momento de transición, entre un modelo de servicios para terceros –en general, actores grandes de contenidos y entretenimiento- y uno en que la generación propia sustente a los estudios locales.

El estudio de desarrolladores argentino Dedalord creó hace cuatro años el juego Running Fred, que hasta ahora generó 26 millones de descargas en tiendas de aplicaciones móviles. Las vías de monetización son dos, según confió a Convergencialatina el fundador de Dedalord, Diego Ruiz: la compra de objetos dentro del juego, y la publicidad, que puede ser estática, de promoción de otros juegos, o de opciones estratégicas para el desarrollo del juego que impliquen una transacción (por ejemplo, para revivir a un personaje, el usuario elige entre ver un video publicitario o adquirir monedas).

El desempeño de Running Fred dentro del universo de apps disponibles en las tiendas -1,6 millones en App Store de Apple y 1,5 millones en Play Store de Android- hizo que el estudio Dedalord pueda tener una entrada de dinero fija mensual, que combina con otros pilares: la distribución de contenidos propios a través de un Publisher (empresas dedicadas a visibilizar los juegos, empujar los canales de venta y entablar relaciones con las tiendas) y trabajos por encargo para Disney. En síntesis, un mix que sirve para ilustrar el momento de transición en la industria local, nacida hace quince años con los desarrollos para terceros de la talla de Lego, Cartoon Networks, Disney, etc., y hoy en aras de fortalecer la producción de contenidos propios como principal sustento.

Un ecosistema volátil y muy competitivo

Según datos de la Asociación Argentina de Desarrollo de Videojuegos (ADVA), la industria local factura anualmente unos US$ 21,2 millones (la cifra no incluye lo generado por el juego Preguntados, de Etermax, ya que esta empresa no comparte datos de resultados). De los primeros desarrollos por encargo para marcas y estudios grandes surgieron emprendedores que crearon su estudio propio, a partir de la experiencia ganada, y conformaron un ecosistema en el que es frecuente la aparición y desaparición de compañías, por lo competitivo y volátil del negocio. Miguel Martín, director de ADVA, explicó que “se da un modelo mixto: se apuesta por la producción propia, pero hay que mantener los servicios para terceros como modo de financiarse y mantener el día a día de la empresa. Desde ADVA intentamos que los estudios piensen en el negocio. Faltan herramientas de inversión y otras que permitan pensar en los juegos como productos. Hay que plantearse como industria, para que surjan más casos como Preguntados”.

Entre los puntos donde se debe profundizar, están los recursos humanos capacitados; el aprendizaje de los emprendedores para ser resilientes frente a los fracasos; un mayor entrenamiento en analítica y métricas; y la creación de valor para captar la atención del gamer en la oferta completa de videojuegos, como enumeró Andrés Rossi, presidente de ADVA y CEO de Sismo Games.

Para el fundador de Dedalord, Diego Ruiz, “Argentina trascenderá cuando trasciendan sus contenidos originales. El mercado es muy competitivo por el tamaño de la oferta existente para potenciales usuarios. Y hay una cantidad de empresas que fueron cayendo, lo que hace que hoy estemos aún en una etapa embrionaria de la industria local”.

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