Año XXIX - Edición Nro 355 - Julio 2025

La geopolítica entra en juego frente a las grandes constelaciones en órbita baja

Tanto Europa como China buscan su propio lugar en el espacio LEO, reconociendo su peso específico en términos de liderazgo tecnológico, economías de escala (localización de fábricas en sus territorios, por ejemplo) y defensa.

La industria satelital experimenta una marcada expansión de las constelaciones en órbita baja, mientras en el mercado GEO se mantiene la tendencia de concentración. Los actores GEO se reposicionan como consecuencia del fervor en LEO -y también en MEO, con nuevas activaciones de O3b mPower, de SES-, pero también por el auge de pruebas de Direct-to-Device (D2D).

Alrededor de la fiebre por la órbita baja se tejen nuevos modelos de negocio -acercamientos con resellers, ISPs y operadores móviles-, pero también, juegos teñidos de geopolítica. A las dos ofertas disponibles hoy -Starlink y Eutelsat OneWeb-, se le acerca Amazon Kuiper, con 54 satélites ya puestos en órbita y un compromiso con la FCC estadounidense de tener desplegada la mitad de la constelación (de un total de 3.232) para julio de 2026. Para el año próximo también está previsto el lanzamiento de Telesat Lightspeed.

A la par se planifican otras flotas con objetivos específicos, como Sateliot, que recibió una inversión de €10 millones de Hyperion, para un centenar de artefactos y foco en IoT. Y Outernet, de Rivada Space Networks, que prevé la puesta en órbita para 2026 y el inicio de servicios -más que nada para grandes empresas y gobiernos- en 2027.

Puja geopolítica. Tanto Europa como China buscan su propio lugar en el espacio LEO, reconociendo su peso específico en términos de liderazgo tecnológico, economías de escala (localización de fábricas en sus territorios, por ejemplo) y defensa. Las pujas que se están dando en términos de semiconductores e IA entre Estados Unidos, Europa y China, también se reflejan en el mundo satelital.

El país asiático se hace presente en esta puja mediante diversas iniciativas (ver tabla): CASC con 29 satélites ya lanzados y 12.971 previstos adicionales; Galaxy Space con una flota total planificada de 1.000 artefactos; y Spacesail, con 72 actuales y 14.000 futuros.

La geopolítica entra en juego frente a las grandes constelaciones en órbita baja

La Comisión Europea (CE) firmó en diciembre de 2024 un contrato de concesión por un período de 12 años con el consorcio SpaceRISE para desplegar y gestionar el sistema de Infraestructura de Resiliencia, Interconectividad y Seguridad por Satélite (IRIS2, ver gráfico aparte). Se trata de una constelación multiorbital -en MEO y LEO- de 290 satélites, que forma parte además de la Estrategia Espacial Europea para la Seguridad y la Defensa y costará unos €10.600 millones. El consorcio SpaceRISE está integrado por tres operadores satelitales europeos -SES, Eutelsat e Hispasat-.

A la par de esta iniciativa para poner un pie en la órbita baja, la CE publicó su propuesta de Ley Espacial de la Unión Europea, que apunta a crear un mercado único para las actividades espaciales en el ámbito del bloque, bajo un marco regulatorio común.

La geopolítica entra en juego frente a las grandes constelaciones en órbita baja

La propuesta introduce normas para el seguimiento de objetos espaciales y la mitigación de la basura espacial; requisitos de ciberseguridad; y consideraciones para que los operadores evalúen y reduzcan el impacto ambiental de las actividades espaciales.

En un comunicado, la Asociación Mundial de Operadores de Satélites (GSOA) acogió con satisfacción tanto la propuesta como su visión y consideró que sus artículos "reconocen la relevancia estratégica de la infraestructura y los servicios espaciales para la resiliencia económica, la soberanía tecnológica, la competitividad y el futuro digital de Europa".

M&As con pisada estatal. En las operaciones de consolidación del capítulo GEO también se advierte el tinte geopolítico. En febrero de 2025, la española Indra anunció un acuerdo para adquirir casi el 90% de Hispasat a Redeia por € 725 millones de euros, y manifestó sus objetivos de posicionarse como actor clave en Europa; reforzar capacidades en misiones de observación de la Tierra, comunicaciones seguras, sistemas de geoposicionamiento, vigilancia espacial y protección de activos estratégicos; y cubrir toda la cadena de valor en este tipo de proyectos.

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) española es el mayor accionista de Indra, con un 28% del capital, y también tiene pisada en Telefónica, con un 10% desde 2024. En una comparecencia ante el Congreso de los Diputados (Comisión Mixta de Seguridad Nacional), el presidente del operador y ex líder de Indra, Marc Murtra, aseguró: "El Ministerio de Defensa ha indicado que quiere que Indra sea el coordinador nacional y, por tanto, nosotros nos ponemos al servicio de esa estructura, esa lógica, con capacidades que creemos que otros operadores no tienen".

En línea con lo que sucede en España, el gobierno francés aumentó su participación en Eutelsat Group, y la Dirección General de Aviación Civil (DGA) gala llegó a un acuerdo marco para los servicios satelitales de la constelación OneWeb. A partir de lo suscripto el 19 de junio, el Estado local aportará € 526,4 millones, con lo que poseerá una cuota del 29,99% del operador satelital.

El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó a la compañía como una "joya estratégica" para Europa en la industria espacial mundial, en declaraciones realizadas después del acuerdo en el Salón Aeronáutico de París. "Es el único operador no estadounidense ni chino con una constelación de órbita baja. Es una cuestión de soberanía para nosotros", afirmó el mandatario.

SES: La incursión en MEO apunta a una flota de 100 artefactos en su tercera fase. En mayo de 2025 entraron en funcionamiento los satélites séptimo y octavo de la flota O3b mPower, de SES, que habían sido lanzados hacia la órbita media a fines de 2024. Esto permitió elevar en un 30% la capacidad de la constelación. Durante el evento Satellite Map Day 2025, organizado por Convergencialatina, Alan Mattos, ingeniero Senior de Soluciones de la compañía, distinguió tres fases del proyecto: una inicial, de 18 a 36 satélites; una segunda, de 36 a 96; y una tercera, de un centenar.

En comparación con GEO, la propagación y latencia en MEO es del 25%, alcanzando una latencia de 150 milisegundos, lo que habilita aplicaciones, servicios y protocolos distintos. Además, se distinguen dos tipos de payloads: generativo, que permite remodelaciones de la carga; y transparente, recomendable para gobiernos.

La geopolítica entra en juego frente a las grandes constelaciones en órbita baja

"Como la ubicación en órbita media mejora el desempeño de cada enlace, accedemos a casos de uso multi órbita para atender distintos requerimientos", comentó el ejecutivo. Se pueden dar en este sentido dos esquemas de implementación: redes heterogéneas (una misma red cuenta con sitios en LEO, MEO, GEO); e híbridas (un mismo sitio cuenta con conectividad LEO, GEO, MEO). Como ejemplo del primer caso Mattos ofreció el del operador móvil que utiliza GEO para estaciones de tráfico bajo, LEO para aquellas de tráfico medio, y MEO para alto. En esquemas híbridos, una aplicación práctica es la de una embarcación que utiliza LEO para el Wifi de pasajeros, MEO para los sistemas de operación del crucero, y GEO en banda C como respaldo para las comunicaciones críticas. 

Direct-to-Device: 2 modelos en puja y fase de pruebas activada. El Direct-to-Device es un claro protagonista de la transformación del segmento satelital, en sus dos sabores. Por un lado, los operadores consolidados de servicios móviles por satélite (MSS, por sus siglas en inglés), que buscan ampliar su oferta mediante la adopción de nuevos estándares 5G NTN (Non Terrestrial Networks) para dispositivos móviles de próxima generación; y por otro, nuevos participantes, como Starlink y AST Space Mobile, que despliegan grandes constelaciones LEO y apuntan a reutilizar el espectro móvil terrestre, centrándose en la base de clientes con dispositivos existentes, sin alteraciones ni actualizaciones de estos equipos.

Para el primer caso, las primeras aplicaciones prácticas y comerciales que se pondrán a prueba son T-Mobile y Starlink, que crearon la oferta T-Satellite para Estados Unidos y comenzarán a cobrarla a S$ 15 mensuales a partir de julio; y AT&T y AST Spacemobile, que encararán un trial con la

red de seguridad publica FirstNet.

Globalstar, mientras tanto, con su constelación llamada "C-3", de 48 satélites, es uno de los íconos del segundo modelo. Apple invertirá US$ 400 millones por un 20% de la nueva compañía que será dueña de la flota, y además aportó US$ 1.100 millones para financiar la construcción de la constelación.