La UADE advirtió de desafíos estructurales en el sub sector del Software
Alerta de un "enorme potencial desaprovechado", por el que Argentina mantiene una participación marginal de solo el 0,27% en el comercio mundial de software y servicios informáticos.
La EdC representa unos 280.000 empleos en Argentina, y más del 60% corresponde al sub sector de Software (casi 180.000 puestos), según datos compartidos por CESSI. Del total de exportaciones anuales de EdC, más del 30% (unos US$ 2.800 millones ) provienen del área y son generados por 6.200 compañías (más del 90% pymes) dedicadas a producción, comercialización o desarrollo de software.
El Instituto de Economía (INECO) de la UADE presentó el informe "Software argentino: del despegue exportador a los obstáculos para la competitividad", a mediados de 2025. Allí advierte de un "enorme potencial desaprovechado", por el que Argentina mantiene una participación marginal de solo el 0,27% en el comercio mundial de software y servicios informáticos.
Julio Martínez, director de la Licenciatura en Comercio Internacional de la UADE distingue algunos desafíos estructurales para el sector software.
En primer lugar, se distinguen dos modelos de negocio que coexisten y revelan dinámicas económicas diferentes. El primero se basa en la venta de servicios personalizados (desarrollo de sistemas a medida, implementación de mejoras, testing y soporte técnico). Aquí se da una correlación directa entre las ventas y las horas de trabajo invertidas, es decir que el crecimiento está limitado por la disponibilidad de recursos humanos. "La incorporación creciente de IA y herramientas de automatización está transformando esta ecuación, reduciendo progresivamente la participación del factor trabajo en la generación de valor", alerta el reporte.
En cuanto al segundo modelo, consiste en el desarrollo de productos propios: las empresas invierten en software licenciable para múltiples usuarios y mantienen la propiedad intelectual bajo su control. "Esta estrategia presenta características económicas radicalmente distintas, ya que el costo marginal por usuario adicional es mínimo, y el crecimiento no depende de la expansión del plantel, sino del éxito comercial y la penetración de mercado del producto. Esta diferencia fundamental en la estructura de costos explica por qué los países desarrollados otorgan tratamiento fiscal preferencial a los ingresos por propiedad intelectual, aplicando alícuotas reducidas a regalías y licencias de software".
Argentina carece de distinción tributaria entre ambos modelos, lo que genera un desincentivo significativo para el desarrollo del segundo modelo de negocio. "Los emprendedores que logran crear aplicaciones exitosas enfrentan la misma carga impositiva que los prestadores de servicios tradicionales, incentivando la radicación de sus operaciones en jurisdicciones con marcos fiscales más favorables (Uruguay, por ejemplo)", comentó.
A estas dificultades se suman la escasez de convenios de doble imposición con países estratégicos (mencionó a Estados Unidos, India, Irlanda, Israel, Colombia y Perú), y el no reconocimiento de retenciones fiscales por exportaciones de servicios, entre otras.