Tras cumplir 100 años en 2024, Telefónica sienta las bases de una nueva era en su historia. Marc Murtra, el CEO que irrumpió de manera inesperada el sábado 18 de enero, encara una "revisión estratégica" donde Europa, su peso geopolítico y la tendencia a la consolidación del mercado telco cumplen un rol clave. En ese reposicionamiento, las operaciones de Hispanoamérica parecieran un lastre a dejar atrás lo antes posible.

Durante la presentación de resultados de 2024 de Telefónica, el 27 de febrero, el ex líder de Indra consideró que la revisión -a encararse en el primer semestre de 2025, con novedades prometidas para la segunda mitad del año- es "necesaria a la vista del nuevo escenario geopolítico". Estará basada en "una lógica industrial", con foco en los cuatro mercados clave definidos en 2019 (España, Brasil, Reino Unido y Alemania).

Una vez se complete la reformulación, Murtra revisará las proyecciones para los próximos años, con el objetivo de generación de caja, reducción de deuda, disciplina financiera y la creación de valor para el accionista. Nada que no hubiera dicho antes Álvarez-Pallete.

La empresa se propone dar la espalda a las filiales que aún conserva en América latina de habla hispana, y mirar de lleno a Europa. Allí, encuentra "vientos de cambio" y la española no quiere quedar afuera del proceso de consolidación. "No seremos observadores. Habrá que ver a qué velocidad ocurre este cambio y cuándo lo hará. Creemos que va a haber silencio y luego van a ocurrirán cosas. Habrá cambios drásticos, aunque no sabemos cuándo, pero queremos estar preparados para el momento en que todo comience a desencadenarse", recalcó.

Los vientos de cambio mencionados por Murtra aluden a dos informes que anticipan modificaciones regulatorias y un camino de fusiones y alianzas en Europa. El Informe Letta, presentado en abril de 2024, analiza el futuro del Mercado Único Europeo y plantea una hoja de ruta hasta 2029. Plantea que "la escala de las inversiones necesarias en nuevas tecnologías (por ejemplo, Edge, Cloud, 6G, IA) implica que se debe considerar debidamente la necesidad de cierto nivel de consolidación dentro de los mercados nacionales". Y advierte: "En un mercado europeo con más de 100 operadores, mantener el foco sólo en la regulación pro-entrante sería perjudicial para un cambio tecnológico hacia redes avanzadas que requieren inversiones masivas" ("Mucho más que un mercado", Enrico Letta).

En el mismo tenor, el llamado Informe Draghi, de fines de 2024, propone una estrategia para detener el declive económico de la Unión Europea frente a otras potencias mundiales. Sostiene que, solamente con un enfoque común europeo, centrado en el crecimiento, podrá la UE afrontar la transformación tecnológica, la seguridad económica y la descarbonización, entre otros desafíos. El reporte, elaborado por el economista italiano Mario Draghi, incluso sugiere que la competencia en telecomunicaciones de la UE generó importantes brechas de infraestructura.

Doble vía. En relación con el proceso de desinversión en Hispanoamérica, Laura Abasolo aseguró en la presentación de resultados del 27 de febrero que "se seguirán explorando operaciones estratégicas". Donde la empresa española aún mantiene un pie, se trabaja en una doble vía: por un lado, de gestionar el negocio y reforzar la operación orgánica; y por otro, estar abiertos a procesos de fusión y "modelos alternativos" de gestión, con la mira en la compartición de infraestructura.

Venezuela es ejemplo de esta ambivalencia. Abasolo negó que exista una contradicción entre la salida precipitada de Argentina -y las señales de fuga de otros mercados como Colombia y México-, y el anuncio de una inversión de US$ 500 millones para adquirir espectro 5G en Venezuela. "Somos la principal operadora en el país y tenemos que acometer una revisión tecnológica allí. El entorno macro de Venezuela ahora mismo está mucho mejor. Hay más disponibilidad para invertir", sostuvo la ejecutiva.

Por otro lado, Abasolo defendió la declaración de concurso de acreedores en Perú y la calificó como "decisión correcta para cumplir con nuestro deber fiduciario de proteger los intereses de los accionistas de Telefónica".

El factor árabe

Si se traza el camino de cómo se llegó a este remezón de inicio de 2025 en Telefónica, es clave STC. El operador saudí tiró la primera piedra para la nueva era de la española, cuando entró al accionariado de Telefónica en septiembre de 2023 (una operación valorada en €2.100 millones). 

STC, controlada en un 62% por el fondo soberano de Arabia Saudí "Public Investment Fund" (PIF), debía recibir el aval del Gobierno español para poder superar el 5% del capital en Telefónica, porque la telco es considerada una empresa estratégica con vínculos en la defensa nacional. La movida árabe despertó a su vez al Estado español, que volvió al accionariado con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) haciéndose de un 10% de cuota. 

Para inicios de 2025, tres actores ya contaban con una porción similar de la torta, en torno al 10%: la SEPI, STC y Criteria Caixa. Este nuevo reparto de poderes debía reflejarse en la cúpula de la compañía y se tradujo en el precipitado reemplazo de Álvarez-Pallete por Murtra, el entonces líder de Indra (también participada por el Estado español). Para completar el ingreso árabe al destino de la compañía, en la reunión del Consejo de Administración de fines de febrero, el CEO de STC, Olayan M. Alwetaid, fue nombrado consejero. 

El avance saudí tiene que ver con el perfil de la compañía, deslizado en septiembre de 2023 por el presidente de STC Group, Mohammed Al Faisal, al momento de la primera inversión en Telefónica: "En nuestra estrategia de crecimiento, invertimos en sectores como la tecnología y la infraestructura digital en mercados prometedores del mundo". 

STC fue fundada en 1998 en Riad, capital de Arabia Saudita, y tiene presencia en 11 países, en su mayoría de Oriente Medio y el Norte de África. En Europa ya había adquirido United Group, otra telco que opera en Bulgaria, Croacia y Eslovenia.

El factor árabe

Si se traza el camino de cómo se llegó a este remezón de inicio de 2025 en Telefónica, es clave STC. El operador saudí tiró la primera piedra para la nueva era de la española, cuando entró al accionariado de Telefónica en septiembre de 2023 (una operación valorada en €2.100 millones). 

STC, controlada en un 62% por el fondo soberano de Arabia Saudí "Public Investment Fund" (PIF), debía recibir el aval del Gobierno español para poder superar el 5% del capital en Telefónica, porque la telco es considerada una empresa estratégica con vínculos en la defensa nacional. La movida árabe despertó a su vez al Estado español, que volvió al accionariado con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) haciéndose de un 10% de cuota. 

Para inicios de 2025, tres actores ya contaban con una porción similar de la torta, en torno al 10%: la SEPI, STC y Criteria Caixa. Este nuevo reparto de poderes debía reflejarse en la cúpula de la compañía y se tradujo en el precipitado reemplazo de Álvarez-Pallete por Murtra, el entonces líder de Indra (también participada por el Estado español). Para completar el ingreso árabe al destino de la compañía, en la reunión del Consejo de Administración de fines de febrero, el CEO de STC, Olayan M. Alwetaid, fue nombrado consejero. 

El avance saudí tiene que ver con el perfil de la compañía, deslizado en septiembre de 2023 por el presidente de STC Group, Mohammed Al Faisal, al momento de la primera inversión en Telefónica: "En nuestra estrategia de crecimiento, invertimos en sectores como la tecnología y la infraestructura digital en mercados prometedores del mundo".

STC fue fundada en 1998 en Riad, capital de Arabia Saudita, y tiene presencia en 11 países, en su mayoría de Oriente Medio y el Norte de África. En Europa ya había adquirido United Group, otra telco que opera en Bulgaria, Croacia y Eslovenia.