Edtech: La Inteligencia Artificial se anticipa como el fruto más codiciado de la educación híbrida
El 2021 en las aulas se perfila como una combinación de presencialidad y clases virtuales, por lo que el segundo semestre del año pasado se destinó a preparar esa nueva normalidad de la enseñanza, tanto desde el sector público como el privado. La IA surge como el nuevo camino a explorar, por las posibilidades que abre para el seguimiento de la incorporación de conocimiento, la predicción de procesos fallidos y la simplificación de tareas para el docente.
Pasadas las reacciones de emergencia e improvisación de los primeros meses de pandemia, es la hora de definir cuáles de las nuevas herramientas para el aprendizaje llegaron para quedarse: la inteligencia artificial (IA) surge como el nuevo camino a explorar, por las posibilidades que abre para el seguimiento de la incorporación de conocimiento, la predicción de procesos fallidos y la simplificación de tareas para el docente.
Esta reacción inicial de Educ.ar sólo llegaba a un 30% del alumnado del sector público: por eso el ministerio de Educación acordó con Enacom una política de zero rating para el acceso a sus contenidos. Para dar lugar a un segundo “círculo concéntrico” y ampliar la llegada a más alumnos, esta iniciaativa se complementó con programas televisivos en los canales TV Pública, Paka Paka, Encuentro y repetidoras del Interior. Inicialmente se brindaban 14 horas diarias de programación, que se redujeron a la mitad para fin de año. También se destinaron siete horas diarias en radios, ya sea a través de podcasts o entrevistas en Radio Nacional, repetidoras y emisoras comunitarias. Un tercer círculo se abocó a la distribución de cuadernillos en papel, para alumnos sin acceso a Internet.
La agenda inmediata entonces consistió en acompañar y mantener la vinculación con los estudiantes, hecho que en un principio tuvo mayor relevancia que el aprendizaje propiamente dicho. La extensión del confinamiento y la necesidad de comenzar a pensar en un 2021 de “nueva normalidad” desembocaron en los trabajos en Juana Manso, la plataforma eje del programa federal homónimo, que se presentó en agosto. Se trata de un repositorio de contenidos educativos abiertos y un módulo de seguimiento e investigación a partir de la producción de datos abiertos: en este caso sí se pensó la plataforma como una herramienta para el aprendizaje a distancia, bajo un modelo de CDN y protocolos de importación y exportación de recursos.
Dos componentes centrales de Juana Manso son el Datalay y el Datawarehouse, porque sientan las bases del uso de IA a futuro. Permiten trabajar con datos anonimizados para entender el comportamiento de los alumnos y docentes y así delinear políticas públicas basadas en evidencia. Los primeros meses de uso de la plataforma sirvieron para detectar los recursos más atractivos, los que requieren de mayor tiempo de trabajo del alumno, los modelos de acompañamiento más eficaces. Para esta aplicación de ciencia de datos en la educación la cartera de gobierno trabajó de la mano de la Fundación Sadosky, de manera de resguardar la protección de datos personales. Arsat y la Facultad de Ingeniería de la UBA aportaron en la construcción de plataformas de e-learning y la entrega de contenidos.
Desde Educ.ar pusieron a disposición aulas virtuales gratuitas dentro de Juana Manso –en tres modalidades, para directivos, profesores y estudiantes- y proyectan incorporar un chat, para crear un entorno controlado, en que se asegure la confiabilidad de las comunicaciones. Para la prevención del Grooming y en este punto en particular el ministerio de Educación trabaja de la mano de la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi). Todos estos desarrollos son de código abierto, y aquellos que no lo fueran, previos a la pandemia, se abrirán en el primer trimestre de 2021.
Para la incursión en IA desde Educ.ar prevén, primero, crear un chatbot que asesore y acompañe a docentes y, más adelante, a alumnos, a la hora de buscar materiales, recursos, contenidos, con un lenguaje cercano, cálido y coloquial. Para una segunda instancia está la posibilidad de hacer análisis predictivos, preventivos y prescriptivos: si bien es un camino trabajoso, podría aportar para la detección de patrones de abandono y repitencia de estudiantes.
Plataformas privadas. El mercado de plataformas de Edtech está dominado por las dos opciones gratuitas Classroom, de Google, y Edmodo, pionera en este tema. Le sigue de cerca Moodle, de código abierto. Entre los desarrollos pagos en América latina, lidera Colegium, creada en 2000 por emprendedores argentinos y chilenos: con foco en facilitar procesos para los establecimientos educativos, tiene presencia en Uruguay, México, Paraguay, Perú, España, Chile y Brasil, y en Argentina provee servicios a unos 300 colegios, a los que asisten unos 300.000 alumnos, se estima.
Nicolás Schenquerman, gerente para Latinoamérica, confió que trabajan en desarrollos de Business Intelligence (BI) para incorporar IA. Apuntan a brindar a los colegios herramientas de previsión a partir de algoritmos: por ejemplo, disparar alertas de deserción de alumnos en zonas rurales. Este foco para el IA tiene que ver con el perfil de Colegium, centrado en módulos de usabilidad para agilizar tareas administrativas, de facturación y de enseñanza, ya sea en el colegio o desde el hogar. Actualmente cuentan con 45 módulos: previo a la pandemia los más utilizados eran los de corte administrativo (cobranzas, pago en línea de cuotas), pero el año pasado se incrementó hasta un 40.000% la tasa de uso de actividades escolares.
Esta firma de 150 empleados se maneja bajo un modelo de SaaS, por el que el colegio paga mensualmente en función de la cantidad de módulos contratados (entre $10.000 y $80.000). Para acompañar la “hibridación” que se viene en 2021, continuarán con la creación de nuevos módulos –en promedio lanzan uno cada dos meses- y la estrategia de adquisiciones: con la integración de la colombiana Pencil, en el marco del Covid-19, fusionarán su plataforma de videollamada con la propia para contar con más funciones de control del docente e incorporar un “pizarrón” virtual.
De robótica a un único entorno virtual. Otro actor de Edtech centrado en el ámbito privado es Educabot, que en 2020 se manejó con clientes en modo gratuito. Nacida con una impronta de robótica educativa, su plan para el año pasado era desarrollar en escuelas el proyecto Aula Maker, de talleres de robótica: la pandemia frenó todo y decidieron volcarse a atender los pedidos de esas mismas escuelas, que demandaban software de facturación para afrontar el momento de emergencia. Según relata Matías Scovotti, CEO y co-fundador de Educabot, el primer desarrollo fue una suite de aplicaciones que simplificara la multiplicidad de proveedores de las escuelas para digitalizarse: en lugar de manejar la facturación desde una plataforma, la comunicación con los padres o tareas de alumnos por otra, y las clases por Zoom, “Aula” reunió todo en un mismo entorno 360°.
Actualmente unos 50.000 estudiantes de Argentina la utilizan. Se agregó un módulo para exámenes, que permitió al instituto de enseñanza de inglés Cambridge evaluar a fin de año a 15.000 alumnos. Recién en 2021 comenzarán con planes pagos, a razón de $40 por usuario por mes en los planes más altos, luego de haberse construido un parque de clientes el último año. Para Scovotti, la IA tendrá un rol esencial en el futuro del negocio para Educabot. “Con una gran cantidad de usuarios, se pueden obtener métricas y cambiar la dinámica de las clases. Nuestro objetivo es tener un sistema que permita dirigir más contenidos a un alumno que lo necesite, o automatizar que reciba tareas de su gusto”, explicó.
En este camino con IA se podrían elaborar “evaluaciones adaptativas”, en una suerte de “Elige tu propia aventura” a la hora de examinar la incorporación de contenidos. Educabot está en conversaciones con el gobierno argentino para avanzar con estos modelos, que ya se utilizan en Uruguay para evaluaciones en matemática.
¿Y la conectividad?
El “momento híbrido” que pareciera consolidarse para el inicio del ciclo lectivo 2021 mostrará el rol crítico de la conectividad. Matías Scovotti, de Educabot, comentó que el principal reto estará en mantener ciertas prácticas en la presencialidad sin acceso a Internet en las escuelas. Si se piensa en desarrollos híbridos, con parte del alumnado en el aula y parte en la casa, necesariamente habrá que instalar servidores en los establecimientos, para que el docente enseñe en la escuela y se lo transmita por videollamada en simultáneo, como sucede en la nueva normalidad de otros países. “La conectividad es un cuello de botella y va a dificultar la puesta en marcha de prácticas innovadoras. Aquí chocan las intenciones pedagógicas que se traen desde afuera con la realidad local”, admitió.
En noviembre de 2020, un 35% de las escuelas públicas del país recibían acceso a Internet provisto por el Ministerio, y entre un 8% y un 10% estaban en zonas sin prestación. Junto a Enacom y la secretaría de Innovación Pública –e incluso, Unicef- evalúan alternativas para instalación de servidores, servicios de datos móviles en celulares y redes comunitarias. En cuanto a la provisión de equipos, se avanzó con la entrega de 147.000 laptops heredadas de la gestión anterior, y se prevé la compra de otro lote de 150.000.
Esta nota fue publicada en el Atlas y Anuario de las Comunicaciones 2020 en el 25 aniversario de Convergencia.