En Argentina, en el primer trimestre de 2024, los accesos de fibra fueron un 28% más que al 31 de marzo de 2023, según cifras de Convergencia Research.

La captura de abonados de fibra se desaceleró comparada con el periodo 2020-2023, en el que los clientes de esta tecnología crecieron a ritmos cercanos al 50%. Con 5,5 millones de conexiones (40% de market share), es razonable que la curva de crecimiento se suavice.

La recuperación del ARPU fue la preocupación número uno durante los primeros seis meses de 2024. El mercado recalcula hasta dónde aguanta la demanda el sinceramiento de precios, una política impulsada por el gobierno nacional. Por eso, los sistemas de atención al cliente de los grandes prestadores tienen configurados procesos por los cuales el cliente que llama para darse de baja del servicio recibe, sin rodeos, una opción de descuento en su próxima factura.

De la información de Enacom -el regulador- surge que el ARPU mensual de Internet del primer trimestre fue $ 8.035, un 231% más que en el primer trimestre de 2023, contra una inflación del 276%. Los bolsillos de los hogares resistieron el “Catch up”. En dólares, la cuenta es otra. Calculado a partir del tipo de cambio oficial, el ARPU fue sólo de US$ 9, un 18% menos que en el primer trimestre de 2023.

Entre los consultados para esta nota, el ajuste de precios está condicionado por inflación de costos y la demanda, pero el límite lo establece la capacidad de pago del cliente y no es el mismo en todas las geografías.

Otros miran el precio con la lupa en la microeconomía: “Hay commoditización de la conectividad, el ARPU indefectiblemente tiende a la baja”, sostienen.

El operador Supercanal indicó que su ARPU está en US$ 18. Gigared aseguró que no es fácil calcular el ARPU deseado, pero estaría cercano a los US$ 25 sólo por banda ancha.

Con esta cifra coinciden algunos pequeños prestadores de la provincia de Buenos Aires, que sin embargo están plantados en un ARPU de entre US$ 10 y 11.

Resulta difícil establecer si se llegará nuevamente al ARPU del año 2020 (US$ 17) o al de 2018 (US$ 30) en el corto plazo: la incertidumbre en la macro y la recesión invisibilizan la tendencia. Nada que no ocurra en la economía en general.

Si bien al mercado le duele el ARPU, nadie se atreve a no invertir, pero hay cautela. Esto ocurre entre los grandes y medianos prestadores y también entre los pequeños prestadores del Interior, que siguen con sus planes, pero a un paso más lento.

Mientras tanto, las implementaciones de compartición de infraestructura son vistas como alternativas para diversificar ingresos a partir del uso de puertos ociosos.

Termómetro. Algunas pistas para comprender el cambio macro y el impacto en el sector.

Por un lado, las fuentes consultadas coinciden en que el tema importaciones está resuelto. En relación al sacrificio, un elemento que agita el gobierno nacional, por ahora el mercado sigue a la expectativa del desmalezamiento regulatorio y el arreglo de la macro. Abonan la teoría del sacrificio.

Vinculado con lo anterior, la decisión del gobierno de eliminar los Aportes No Reembolsables (ANR) dejó afectados. El impacto de la política fue positivo, pero también generó distorsiones.

En una mirada más vinculada a la economía, ciertos equipos de electrónica de red redujeron entre un 25% y 30% su valor en dólares. Además, los créditos bancarios comienzan a mostrar una incipiente oferta, que da un respiro.

Así, solucionar la macroeconomía sigue siendo la mayor demanda del sector. El tema es que la recesión complica la micro.