La Historia Clínica Electrónica como pieza fundacional de la estrategia de salud digital
El federalismo es el gran reto a superar en términos de digitalización de la salud en Argentina. En cualquier centro de atención conviven hoy diferentes programas asistenciales y sistemas de atención, lo que obliga a enfermeros y médicos a destinar gran parte de su labor diaria a completar planillas. La meta del Plan Federal de Salud Digital es que el 80% de los centros de salud tenga historia clínica electrónica para 2024. Eventualmente todas las HCE deberán conectarse a la Red Nacional de Salud Digital.
El federalismo es el gran reto a superar en términos de digitalización de la salud en Argentina: los servicios de atención y los sistemas de información por detrás –en aquellos casos en que fueron implementados- se desarrollaron “como se pudo” y de manera fragmentada y dispar entre centros públicos (nacionales, provinciales, municipales), privados y de obras sociales. En 2018 se dieron los primeros pasos para una Estrategia de Salud Digital, con un ministerio de Salud que se ubicara como rector de los sistemas de información, y bajo dos condiciones: los mecanismos a fijarse no tenían que imponer nada de modo obligatorio a los establecimientos; y debía tomarse como base la falta de infraestructura y conectividad reinante en el sector.
Como explicó a Convergencia Cintia Speranza, coordinadora Operativa de la Dirección Nacional de Gobernanza e Integración del Ministerio de Salud, los dos puntos de partida clave que impulsa la cartera de gobierno son la existencia de una computadora en cada consultorio; y la Historia Clínica Electrónica (HCE). Esta última debe erigirse como el sistema más fortalecido, para que desde allí fluyan los datos hacia donde se necesiten.
En cualquier centro de atención conviven hoy diferentes programas asistenciales y sistemas de atención, lo que obliga a enfermeros y médicos a destinar gran parte de su labor diaria a completar planillas. Por ejemplo, en La Matanza, es necesario llenar cuatro formularios cada vez que se atiende a un paciente diabético. “Por esto buscamos concentrar todo en la HCE, y que los datos “viajen” desde allí hacia donde tengan que fluir. El puntapié inicial de la Estrategia es la HCE, y luego, todo lo que la rodea, es decir, estudios, telemedicina”, comentó Speranza.
La meta establecida en el Plan Federal de Salud Digital, construido dos años después del arranque con la Estrategia nacional, es que el 80% de los centros de salud tenga historia clínica electrónica para 2024. Para que cualquier establecimiento pueda desarrollarla, primero debe contar con un índice maestro de pacientes, o padrón, gestionado bajo un estándar prefijado de identificación de personas: de esta manera se logrará que todas las HCE puedan conectarse eventualmente a la Red Nacional de Salud Digital. Durante 2019 se avanzó mucho en la revisión de estos índices maestros, según confió la coordinadora.
Para aquellos centros que no cuenten con una HCE desarrollada, desde el Ministerio se incentiva el uso de una herramienta propia, escalable y montada sobre una infraestructura de microservicios, con lo que se asegura la alta disponibilidad. “Se empezó a desarrollar en abril último, con módulo de turnos, admisión, internación y atención ambulatoria. Se seguirá desarrollando durante 2020 para agregar módulos. No se trata de una herramienta que nosotros imponemos, sino que está pensada para quienes no tiene posibilidad de desarrollo”.
Para las jurisdicciones de menor tamaño se ofrece esta solución, que se puede evolucionar de acuerdo a las necesidades locales: el aporte desde Nación incluye el traslado de código fuente, transferencia tecnológica e incentivos (incluso financieros). En el caso de actores privados, se organizan mensualmente talleres de interoperabilidad para que adapten sus propios sistemas.
El mercado de HCE, muy distribuido. En Argentina no hay líderes claros entre los proveedores de sistemas de HCE, porque la mayor parte de los desarrollos en grandes entes privados se encaró dentro de los propios establecimientos, intentando adaptarse a necesidades y particularidades propias, y además, para no afrontar costos más altos con proveedores extranjeros. Para centros de salud de menor tamaño, existen numerosas firmas locales (GACI, Omnia Salud, Epicrisis, Conectando Salud, entre otras), dando lugar a un mercado muy distribuido.
La argentina Omnia Salud nació hace seis años con foco principal en el segmento ambulatorio (no hospitalario). Supera los 80 clientes en el país y maneja unas 600.000 HCE. Matías Spanier, CEO de Omnia Salud, destacó que en establecimientos sin internación para los que trabajan –centros de cardiología o nutrición, médicos en consultorios o clínicas locales-, la HCE funciona como el centro del sistema de gestión, por lo que pone en relación al proceso clínico con el administrativo.
En el caso de las multinacionales, se destacan en el segmento de HCE la española Everis y SAP. Esta última tiene la representación local de Cerner, alemana y una de las líderes globales en HCE. Si bien más del 60% del mercado de salud de Argentina utiliza un sistema SAP (turnos, protocolos, admisión, gestión de la organización, entre otras funcionalidades), en el área de HCE apuntan al segmento privado, porque el nicho público tiene sus propios desarrollos, muchas veces de la mano de universidades locales.
Phillips es un entrante en el mercado, por medio de su sistema de HIS Tasy, que tiene dos clientes en implementación (Grupo Oroño de Rosario, y un hospital nuevo que hará la provincia de San Luis), como confió a Convergencia Everson Faita, líder de Negocio de EMR.
Resumen compartido. En paralelo a los trabajos para acelerar la adopción de HCE en todo el país, el ministerio de Salud inició este año las pruebas para compartir el resumen de historia clínica entre provincias. De manera que un paciente de una localidad pueda atenderse en otra, y que el médico pueda acceder de modo rápido y digital a sus diagnósticos previos. Mendoza, Neuquén, San Juan, Ciudad de Buenos Aires, La Pampa y Tucumán ya están haciendo estos testeos, y la expectativa es que el 90% de las provincias se sume para fin de 2020.
En este resumen de HCE están contenidos datos básicos de la salud del paciente, como problemas que suele tener, diagnóstico, alergias, vacunas y medicamentos que consume.
Uno de los establecimientos que ya probó el uso compartido del resumen de historia clínica es el Hospital Italiano, en sintonía con su posicionamiento a la vanguardia en informatización de salud. La entidad maneja actualmente 7 millones de HCE, tiene más de 70 millones de documentos informatizados y es pionero en desarrollo e investigación en la materia.
Carlos Otero, jefe de Informática en Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó a Convergencia que hace dos décadas se reestructuró la forma de trabajo en el sanatorio tras advertir que se necesitaba información para poder gestionarlo. En 1995 ya había arrancado la investigación sobre HCE, y el plan estratégico de TI diseñado por el hospital consideró que esta herramienta debía ser el resultante de la digitalización de todos los flujos de información. “Los desarrollos disponibles en 1995 eran costosos y no se adaptaban a la complejidad de un hospital-escuela. Se decidió desarrollar un sistema propio de información y una HCE propia”, recordó Otero.
Según la conceptualización del Hospital Italiano, la HCE debe contemplar todas las dinámicas que ocurren en el establecimiento, estar centrada en el paciente, con distintas visualizaciones para cada profesional y preservar la información integrada, en un único repositorio de datos clínicos. A partir de estos ejes se definió cada módulo de la HCE. “No es puramente el traspaso del papel a lo digital. Porque la HCE tiene que responder a dinámicas que la historia clínica en papel no respondía. Hacia el año 2000 se creía erróneamente que debía orientarse al médico, pero ahora está pensada para todas las disciplinas, el paciente, el hospital y el área de investigación”, comentó.
En una primera instancia el Hospital Italiano se abocó al módulo de evolución clínica, luego le incorporó procesos de prescripción y ahora trabaja en una tercera etapa, centrada en inteligencia artificial. Ya se está usando IA como sistema de soporte, por ejemplo en la detección temprana de cáncer de mama o de colon; o en la fijación de alertas para la prescripción de medicamentos a madres lactantes.
Asimetría territorial y desigualdades bonaerenses. La atención primaria en la provincia de Buenos Aires está descentralizada en más de cien centros de salud, y la Provincia como tal sólo tiene 80 hospitales de dependencia directa. El resto de la atención se da en establecimientos privados, municipales, nacionales, como un reflejo de la situación nacional para un escenario demográfico de más de 15 millones de habitantes. Se suma a esta fragmentación la asimetría territorial y las desigualdades económicas, con la población distribuida desigualmente –concentrada en el AMBA- y sustanciales disparidades socioeconómicas y sanitarias.
Por estas razones el contexto de implementación de la HCE en la provincia de Buenos Aires es de alta complejidad, como reconoció Santiago Pesci, director de Información en Salud del ministerio de Salud bonaerense.
El primer paso, que se cursa en esos días, a la par del Covid-19, es la construcción de una visión y una gobernanza por sobre toda esa fragmentación. “La pandemia mostró que era necesario tener una gobernanza para tener información del sector privado”, explicó Pesci.
En la fase de diagnóstico sobre las necesidades del territorio, detectaron bases de datos incompletas, inexistencia de información de calidad, subutilización de herramientas de recupero de costo, e ineficiencias en recursos humanos y el área tecnológica.
Pesci adelantó que se hará una mesa de trabajo sobre sistemas de información –en la que participará la Secretaría de País Digital y el ministerio de Salud provincial- para crear un set mínimo de información, que garantice el dialogo entre la política sanitaria y las soluciones tecnológicas que se implementen. Una prioridad será abordar los distintos mecanismos de solicitud de medicamentos que conviven en el distrito, mientras se trabaja en una red regionalizada.