Dos pilares sostienen la política económica del gobierno: desde la macro el equilibrio fiscal y desde la micro las desregulaciones y el RIGI (al que promete sumar una versión PYME). Existe además en el gobierno una convicción en cuanto al rumbo liberalizador de la economía como no existió al menos desde los 90.

En el sector de telecomunicaciones la desregulación empezó por el cielo, eliminando toda restricción que no fuera de carácter técnico (coordinación espectral) para ofrecer facilidades satelitales en Argentina y eliminando una asimetría para que un prestador de DTH no pudiera ser simultáneamente prestador TIC. La reciprocidad dejó de ser una exigencia y se promueve así la mayor oferta de servicios.

No menos importante fue terminar con la farsa sostenida por la administración anterior que privó por dos años a miles de argentinos incomunicados de utilizar la constelación satelital Starlink. Ningún problema de “coordinación” se evidenció con la masiva adopción de este servicio en áreas incomunicadas de nuestro extenso país. Han sido cientos los testimonios expresados a lo largo y ancho de la Argentina sobre los concretos beneficios de esta política. Es de esperar que en 2025 se sume Kuiper a esta oferta de servicios.

Un hecho de poco impacto real, pero de clara señal del rumbo adoptado fue la derogación del Decreto 690/2020 que a contramano del mundo pretendía abrir paso a un control estatal de facto de las empresas tics. También se eliminó la “grilla” en épocas en que la evolución tecnológica la hace innecesaria.

El ENACOM ha incluido a sus procedimientos reglados de autorizaciones en el marco del silencio positivo dispuesto por el nuevo artículo 10 inciso b) de la Ley de Procedimientos Administrativos modificada por la “Ley Bases”. De ello habíamos sido precursores hace tiempo para darle ese efecto al actualmente obsoleto trámite de la licencia, registro de servicios, transferencias y cambio de control accionario, entre otros trámites. Resta ahora revisar la pertinencia de algunos de ellos porque no se trata en todo caso de simplificar trámites que sencillamente no debieran existir.

Un tema menor en la película general pero importante para miles de radioaficionados es que su licencia ahora no deberá ser renovada cada 5 años.

La desregulación postal iniciada en épocas del decreto 1187/93 tuvo un fuerte envión con el decreto 1005/24 que eliminó requisitos y terminó con lo que se había convertido en un obstáculo para cientos de pymes: la renovación anual del permiso. Una vez más, más oferta en beneficio del consumidor y menos ocasión para la extorsión.

Recién estamos en el comienzo de una agenda que deberá acelerarse con la eliminación de regulaciones y el “aggiornamiento” de otras. Queda entre los pendientes el eterno problema del acceso a las facilidades esenciales, hoy fundamentalmente ciertos recursos de infraestructura pasiva. Se impone ahí eliminar la interferencia local con servicios de carácter federal. Es de desear y esperar que luego de las elecciones de medio término se pueda avanzar en transformaciones mayores.