Convergencia Telemática - Edición Nro 351 - Marzo 2025

Se vendió Telefónica de Argentina, pero ya hacía tiempo que se había ido

La negociación fue corta y profesional, además de hermética. El debate regulatorio y el impacto de la operación en el mercado pasaron al centro de la escena. La preocupación por los puestos de trabajo y el uso de la marca Movistar. Las empresas más chicas creen que no hay monopolio.

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El 24 de febrero de 2025 se instala como un "Dia D" para el devenir del sector TIC argentino. A última hora de esa jornada, tan solo siete días antes de la mayor cita mundial de la industria (el MWC Barcelona 2025), se conoció la compra de Telefónica por parte de Telecom, por US$ 1.245 millones, tras un proceso de adquisición calificado como "muy competitivo y corto" por Roberto Nobile, CEO de Telecom. El Gobierno advirtió -incluso antes de conocerse oficialmente la transacción- que la pondrá bajo análisis, y la agenda del sector TIC para 2025 se transfiguró: las adecuaciones en lo regulatorio y el impacto en un mercado que se contrae pasarán al centro de la escena.

El día después. Según pudo saber Convergencia el martes 25 de febrero, después de la compra, el principal ejecutivo de Telecom se habría apersonado en la ex filial de la española para reunirse con la cúpula directiva. Transmitió tranquilidad y el mensaje de que las compañías siguen trabajando como independientes. En otras palabras, se trata de una adquisición, y no una de una fusión cuyo próximo paso es la aprobación regulatoria de la transacción. Como CEO -a partir del 1 de marzo- quedó designado Gabriel Speratti, ocupando el puesto que dejara vacante Marcelo Tarakdjian.

La delicadeza con la que las fuentes transmiten el mensaje inicial de Telecom a su nueva subsidiaria contrasta con el tono severo y marcial con el que se refirieron a la operación desde Madrid, durante la conferencia de presentación de resultados de Telefónica de 2024. Laura Abasolo, directora General de Finanzas y Control para la española y responsable de Hispanoamérica, fue tajante en sus respuestas a los periodistas presentes en la sala: "Telefónica ya no es dueña del activo, ya salió del país. El activo ya no forma parte de nuestro portafolio y ya tenemos el recurso de ese activo. Lo que ocurra ya no nos compete. Le compete al comprador".

Acciones transferidas, dinero en caja, comunicación a las bolsas de los respectivos países. Las palabras de Abasolo no dicen nada que no sea cierto, pero dejan una sensación de abandono, de haberse sacado un peso de encima, que se replicó en mensajes de nostalgia y sabor amargo en redes sociales, por parte de empleados y ex colaboradores de 35 años de presencia en el país. Los tiempos cambian.

Mientras en Argentina los entretelones cruzaban a empresarios locales con el mismísimo gobierno, en España el trofeo de la negociación que terminó el 24 de febrero se lo adjudicaban al mexicano David Martínez, titular del fondo Fintech. En la península ibérica elucubran con que esta figura fue responsable de que no avanzara América Móvil en las negociaciones.

Hermetismo. El proceso que llevó a la adquisición fue hermético, no solo de cara al mercado sino también hacia adentro de las compañías. Poco más de un puñado de ejecutivos conocían del avance de las negociaciones, y a los empleados la noticia los tomó por sorpresa en la misma tarde del 24 de febrero, o a un grupo selecto, en la mañana de ese día. Y no es para menos: la propia Abasolo destacó que, "además de una valoración altamente por encima de la estimada por analistas, se ha concretado la firma y el cierre en simultáneo".

En cuanto al financiamiento para concretar la operación, Telecom contó con BBVA como Advisor de la transacción. Además del financiamiento por US$ 1.170 millones, mediante dos préstamos: un Préstamo Sindicado otorgado por Banco Bilbao Vizcaya Argentaria S.A., Deutsche Bank Ag, London Branch y Banco Santander, S.A.; y un Préstamo Bilateral otorgado por Industrial and Commercial Bank of China (ICBC Argentina) S.A.U.

En los pasillos internos se reflexiona ahora con los puestos de trabajo -unos 10.000 del lado de Telefónica y el doble en Telecom-, de los que, se dice, quedarán los mejores de los dos mundos. A nivel de operatoria de la red mayorista de la eventual empresa fusionada, dividida en el norte y sur del país entre ambas firmas, no se esperan grandes cambios ya que no hay superposición de infraestructura. Donde sí habría urgencia es en el abandono de la marca Movistar, que se utiliza en España.

Perro que ladra, ¿morderá? El vértigo con que se concretó la transacción fue tildado de "desprolijo" por algunas voces de la industria. De todas maneras, el tamaño de la operación hace poco probable que hayan sido "desprolijos", tanto en el análisis de posiciones monopólicas como en las negociaciones con los gobiernos. Estos últimos análisis suelen darse a puertas celosamente blindadas en estos casos, para garantizarse la aprobación, o al menos, objeciones mínimas de parte de los entes que tienen la facultad de aprobarlos.

Una vez superado el baldazo de agua fría, las repercusiones mostraron que los actores de menor tamaño de la industria -pymes y cooperativas- no advierten un riesgo de monopolio y se mantienen a la expectativa del nuevo mercado concentrado. Vale recordar que este mismo segmento solía levantar voces de alerta ante cualquier sugerencia de fusión en el mercado local.

Ariel Graizer, titular de la Cámara Argentina de Internet (Cabase), descartó de plano que a partir de la compra se constituya un monopolio. "El mercado se reacomodará y tendrá´ un operador mayoritario y un segundo competidor de menor tamaño, pero con una gran presencia en Latinoamérica que lo desafiara´. Sumado a esto, muchos más operadores pequeños y medianos que seguirán trabajando y compitiendo en forma regional o local haciendo valer su locali´a", planteó Graizer en diálogo con Convergencia.

Desde Fecosur, su presidente Antonio Roncoroni, coincidió en que la compra de Telefónica Argentina no generará prácticas monopólicas, aunque advirtió: "Habrá que ver cómo ladra el perro".

Por lo bajo, entre los consultados por Convergencia se deslizó un guiño de expectativa sobre cómo la venta de Telefónica afectará a Claro, señalada por los actores de menor tamaño por su entrada a localidades con precios de acceso a internet por debajo de los costos.

Algunos incluso prefieren que a Telefónica lo haya comprado Telecom, a que lo hubiera comprado Claro: perciben que Telecom no regalará sus servicios fijos y el precio de Internet y televisión se estabilizará.

La filial de América Móvil en Argentina y ahora único gran competidor para Telecom, se advierte como el actor más afectado en el segmento móvil, donde realmente hay un "movimiento de aguja" como ilustran los market shares del sector.

Y allí se disputará el principal punto de dolor regulatorio: los topes de espectro vigentes.

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